jueves, 5 de mayo de 2011

Oraciones para protección

Para protección:
A)
Señor de la Buena Muerte, dame esperanza.
Una esperanza de veinticuatro horas, día tras día.
Aparta de mí la tristeza y no la entrega a ningún otro.
Planta en mi corazón la semilla del amor,
para que mi vida de abundante y ricas cosechas.
Ayúdame a transformar mis rivales en amigos,
saca de mi alma las arrugas feas del odio
que envejecen antes de tiempo.
Dame ¡Oh Señor de la Buena Muerte!
el equilibrio para reconocer mis defectos
y para poder enmendarlos.
Venda mis ojos para que no comente y amplíe
los defectos ajenos.
Dame el coraje y la fuerza de saber perdonar
y aparta de mí, Señor de la Buena Muerte,
cualquier deseo de venganza.
- Que sea tolerante sin ser cobarde.
- Perseverante sin presunción.
- Activo sin orgullo.
- Líbrame del papel de cordero ingenuo ante los prepotentes
- Y que no sea un león ante los débiles.
Señor de la Buena Muerte,
que yo sea justo y leal; comprensivo y optimista.
Un hombre de profunda fe y oración; y todo lo demás,
me vendrá por añadidura, por tu gracia eterna
y tu amor, porque tú, Señor de la Buena Muerte,
eres mi Ángel Protector.
Amén.
B)
Poderoso Protector,
tanto en mi vida, como después de ella,
en todo acto de mi vida,
concédeme vuestra protección,
así como Dios te concedió
las inmensas virtudes para que todo lo que yo deseo, necesito o me conviene,
pues lo consiga bastando implorar tu sagrado nombre o devoción.
Poderoso Señor de La Muerte.
Amén.
C)
Señor San La Muerte,
que mis enemigos:
- Si tienen ojos, que no me vean.
- Si tienen oídos, que no me sientan.
- Si tienen boca, que no me difamen.
- Si tienen manos, que no me agarren.
- Si tienen pies, que no puedan correrme.
Y que todo mal que me deseen, contra ellos se vuelva.
Amén.
D)
¡Oh Clementísimo Señor de La Buena Muerte!
Soberano protector de los que en vos confían,
vos que habeís elegido el Santuario de Reducción para obrar tantos favores y prodigios,
concédeme la gracia de que todos de los que a vos acuden,
os conozcan, amen y sirvan como Vos os mereceis ser conocido, amado y servido.
Llena mi corazón con vuestro divino amor
y haz que merezca un día gozarme eternamente en tu reino.
Que así sea.
E)
¡Oh Dios y Señor Nuestro! Señor de la Vida y de la Muerte,
aquí postrados a tus pies implorando tu socorro en nuestras necesidades,
danos la gracia de que en el momento final de nuestra existencia,
por vuestra interseción, obtengamos una Buena y Santa Muerte.
Amén

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