jueves, 5 de mayo de 2011

Para invocar en los momentos de Angustia:


A)
Dios mío,
ten compasión de mí,
me hostigan todo el día, me aprietan mis enemigos.
Me vigilan y me molestan sin cesar.
¡Cuántos son los que me combaten!
Altísimo el día que me invade el temor,
me refugio en ti.
Confío en tí y nada temo,
alabo tu promesa.
¿Qué puede contra mi un ser de carne y hueso?
Me humillan el día entero,
solo piensan en hacerme daño.
Se juntan y me tienden lazos,
y me van siguiendo el rastro para quitarme la vida.
Después de tanta maldad,
no se salvarán. ¡Oh San La Muerte!
Entrégalos a sus enemigos.
Tú sabes cuantas veces tuve que huir,
Lo tienes anotado en tu Libro. Recogiste mis lágrimas.
Mis enemigos retrocederán siempre que te invoque,
bien sé que mi Señor está conmigo.
¡Gracias a San La Muerte por su promesa!
¡Gracias al Señor por su promesa!
En tí confío y nada temo.
¿Qué puede hacerme el hombre?
Cumpliré, ¡Oh San La Muerte mis promesas!
Te ofreceré sacrificios de alabanza porque me sacaste del sufrimiento.
Tú me cuidaste para que no cayera,
por eso caminaré en tu presencia en la luz de los vivientes.
Amén.
B)
Señor Dios mío,
desde éste momento
y con ánimo resignado,
acepto de vuestras manos
cualquier género de muerte con que a Vos plazca llamarme
y castigarme, así como también todos los dolores y angustias,
todas las penas que hayan de sobrevenir en mi último tránsito.
Amén.

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